Todos lo sabían; todos lo callaban; todos guardaban ese silencio cómplice para que no saltase la liebre del desastre, del despiporre, del gasto superfluo, del descontrol de hacia dónde van los dineros públicos o de cómo se llevan a cabo "la toma de decisiones" de lo público sin ningún filtro ni control. Ni tan siquiera de las figuras denominadas “funcionarios nacionales”.
El alarmismo se ha hecho evidente tras la floración de las cuantías del dinero público y la estampida de no querer salir en la foto de este acto, orientado inicialmente a la formación y especialización del “funcionariado nacional”.
Sin duda, algo que debe hacerse pero que a cierta persona y cómplices de grupo dieron por válido el gasto superfluo con el erario público. Y esto, sabiendo que el municipio presenta un abandono considerable en sus infraestructuras pese a que ahora venga a llenar las calles de asfaltados - claramente necesarios-, de luminaria navideña desproporcionada...,.Si esto fuera lo único, tendría solución.
Pero lo cierto, es que si acudimos a espacios de intervención social nos daremos cuenta que, las listas de espera para ser atendidos/as en relación a situaciones de carencia social y alimentaria, son un auténtico caos organizativo.
Se puede decir que, para recibir una ayuda de 100 euros para alimentos, libros, luz, agua u otras necesidades, se tarda la friolera de tres meses para ser atendido por el trabajador/a social correspondiente. Y ya no solo pasa por ésto. Además, si tu expediente tiene errores de forma la demora puede alargarse. Sin embargo, para un evento sumido en bienes superfluos que no dan más de sí, se hace con trámite de urgencia de 0 euros a 500.000 euros sin despeinarse.
Y ahora todos echan balones fuera. Basta con escuchar las noticias de esta semana. De la misma manera, el personal de ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana empieza a elevar sus quejas y protestas a esta pésima gestión de derroche y descontrol de lo público. Ellos son los que dan la cara con el vecino y vecina.
A este cúmulo de incidencias, es por todos conocidos que para comprar bombillos y restablecer la luminaria pública la tramitación de expedientes es eterna. Siendo esto una evidencia en la falta de iluminación en las calles y paseos. Espacios que deben aportar seguridad a la población residente y visitante.
A esto le sumamos el abandono de las infraestructuras en las medianías, la falta de actividades para menores y mayores, velatorio de Fátaga cerrado, centro de mayores de San Fernando sin aire acondicionado para las actividades, quioscos de la playa cerrados, campo de fútbol de Maspalomas sin terminar, abandono y deterioro del paseo marítimo de San Agustín, cierre de las instalaciones deportivas en Tunte y sus cercanías. etc.
Esto evidencia la ausencia total de las prioridades de esta administración pública en manos del “cuatripartito” o, como lo llaman en la calle, los vecinos y vecinas, cada vez más llenos de hartazgos; “el cuatrijartito” donde reina la complicidad del pacto (PSOE, NC, Cs y CC) aún echando balones fuera.
La falta de intervención para la mejora y acondicionamiento en los centros educativos, la nula y pocas ayudas de becas al alumnado de este municipio, la ausente imagen de Maspalomas Costa Canaria como marca de nuestro municipio.
Sin duda, estamos hablando de un tremendo desastre de organización y gestión de
la entidad pública que debe ser eje vertebrador del dinamismo económico, social
y cultural de San Bartolomé de Tirajana. Y lo peor es que aquí nadie dimite.