Piense en un momento en su comida de almuerzo, en su cena, y si quiere mejor en su desayuno o merienda. En fin, como bien sabe usted la comida y sus líneas de acción son un producto que a todas luces parece que está en el día a día de cada persona. Además, se pueden hacer diversas combinaciones de interés personal y gastronómico.
Ahora bien, usted sabiendo eso, decide montar un pequeño negocio de una cafetería en la que, a su forma, y bajo las condiciones y permisos necesarios y bajo legislación decide ponerla en marcha con su propio estilo y sacando adelante sus productos y especializándose a razón de su capacidad de crecimiento y motivación.
Resulta que su cafetería como la de otras personas empiezan a dar sus resultados, no para hacerse rico, pero si para hacer su vida laboral, personal, familiar, generar empleo, pagar impuesto y mover la economía local y surcar con el paso de los años la diversas situaciones de la vida. Pero de repente, resulta que una gran Cadena de Cafeterías de hamburguesas chin-pun y de comida variada, que al igual que usted está bajo las condiciones de legalidad, decide que no le gusta que en otros sitios se venda la comida que usted, u otras cafeterías parecidas a la suya, tienen a la venta, pues dada la competencia o el servicio diferenciado que usted ofrece a los diversos clientes la gran cadena de cafeterías chin-pun no se lleva toda la tarta; y eso le está generando perdida de márgenes de ganancia.
Ante esta situación la gran cadena chin-pun quieren que usted tenga que venderle su negocio o usar los productos de la marca y al precio que le digan. De esta forma, la gran cadena de cafeterías quiere hacer que todos los clientes de una y otra solo tenga que comer los productos de la Cadena de Cafeterías de hamburguesas chin-pun. Pongamos que solo quieren que se coman las hamburguesas chin-pun. ¿Usted cómo llamaría a eso?
Pues a eso añada, que esa misma compañía busca aliados con la administración pública para decirle que hagan lo que ellos quieren para tener un mercado más acorde a sus propios intereses como gran compañía de hamburguesas chin-pum, ¿usted a eso cómo lo llamaría?
Si, en este razonamiento con las cosas de comer, no se juega,
y si usted entiende que cada uno es libre de montar su actividad económica bajo
los mismas reglas para todos, grandes y pequeños. Le pido que haga conmigo la extrapolación de
esta situación a las posturas sobre las viviendas vacacionales, alojamientos turísticos y grandes cadenas.
Sin ánimo de complicarnos la existencia y sabiendo que las
reglas son las mismas para todos, lo lógico es entender que cambiarlas, a favor
de las grandes compañías, no es ajustarse al punto de equilibrio donde los pequeños
propietarios, que con sus sacrificios e inversiones de años y años, se deben ver menoscabados ante las grandes cadenas y que quieren dominar el mercado
a su criterio de juego en el reparto de las cifras económicas de la recuperación
y de la consolidación del sector.
Como bien, decía un gran amigo "con las cosas de comer no se juega a no ser que vayas a hacer un reparto justo para todos". Pero para eso hay que estar en otro nivel de responsabilidad social y colectiva que parece no estar sobre las mesas de negociación. ¿Se mojará la administración pública local, insular y autonómica en esa responsabilidad social?
Las últimas declaraciones de las fuerzas
políticas en el pleno municipal de San Bartolomé de Tirajana van dando algunas pincelas
de los caminos que hay que recorrer. Se está jugando con la idea de colectividad
y sostenibilidad del turismo en Canarias, y concretamente, en San Bartolomé de
Tirajana, Maspalomas Costa Canaria.