Las temperaturas este año en las medianías de Gran Canaria, han
supuesto un alto impacto. Se sabe bien, que cuando el calor ataca en
esta zona de la isla no es nada agradable. Aún sabiendo que esto va a ocurrir.
Curiosamente llevamos un mes de julio y agosto con temperaturas entre los 24 de mínima y 37 de máximas. Si bien, en algunos de estos días se han alcanzado temperaturas entre los 40 y 43 grados.
El mes de julio, como cada año anuncia por un lado las fiestas de Santiago y por otro, se suman las altas temperaturas en la zona; de la misma manera, el mes de agosto, indica que todavía nos quedan días de verano para la fiesta de San Bartolomé y las temperaturas no dan mucha tregua. Y cuando la dan, se convierte en tema popular entre los personas que viven en la zona y de aquellos y aquellas que suben y bajan por diversos motivos.
Esta situación climatológica, ha supuesto que la famosa bajada de Santiago El Chico, haya vuelto a ver reducido su trayecto y no hacerlo por El Pinar. Esto está motivado tanto por las altas temperaturas como por el riesgo de incendios en la zona. Parece que se va convirtiendo en costumbre.
No obstante la bajada se hizo con gran fervor desde Las Lagunas hasta la Plaza de Santiago. Como siempre, la gente viene a conmemorar ese tradicional encuentro que ha caracterizado las fiestas de Santiago de Tunte y reencontrase con amistades y familiares.
Son muchas las personas que cuando llegan estas altas temperaturas tratan de buscar frescas alternativas. Hoy en día, se ha popularizado mucho el uso de aire acondicionado - para quienes lo tengan- como vía conciliadora entre el calor y el fresco, el sueño o el transcurrir del día. Otras, tanto la chiquillería como los mayores de una u otra edad, se arriesgan con usar la manguera para darse ese baño de agua fresca, siempre y cuando el agua no venga caldeada en tubería por las altas temperaturas.
En unos casos u otros, todos evocan cuando tenían la opción de acudir a la piscina municipal como vía alternativa a ocupar el ocio de la chiquillería o; pasar una mañana o tarde en remojo de "una u otra manera". Hay algunos, que recuerdan, cuando ese espacio era un auténtico punto de encuentro con sus palmeras y su espacio de esparcimiento veraniego.
Después vino, su remodelación, y se le puso techo, incluso se la dotó con un sistema de climatización. ¿Te acuerdas?
Bueno, pues eso, fue una época maravillosa para la chiquillería y para los no tan niños que pudieron disfrutar, en pasados veranos, de su piscina municipal. Pero me cuentan que eso fue un sueño de verano.