A grandes rasgos cuando hablamos de la marca Maspalomas Costa Canaria. -si las cosas se han hecho bien- nos viene a la mente una imagen agradable y de grandes vivencias del lugar. Esa es la finalidad de la marca para hacerla extensible en este mundo del sector turístico que; para el caso del municipio de San Bartolomé de Tirajana; tiene una trayectoria de más de 50 años y de lazos constantes con Europa -Ahora somos miembros de la UE-.
Muchas y muchos recordaran cuando el turismo era solo de temporada y como se fue labrando un modelo de actividad para todo el año generando una estabilidad de entradas y salidas de personas que elegían como destino a Gran Canaria y, concretamente, a San Agustín, Playa del Inglés y Faro de Maspalomas. Característica ésta, que nos consolidó como destino y, consecuentemente, como estructura de la organización económica y, por tanto, del empleo directo e indirecto de la zona. La transformación del lugar fue inminente, a pasos agigantados. Esto también ha permitido la consolidación de los núcleos poblacionales como El Tablero, San Fernando, etc.
Esto que, no ha sido fácil de trasladar al exterior; sin la labor de las personas -anfitriones del lugar- que cada día han ido sumando su trabajo con esfuerzo en la construcción de la marca favoreciendo la atención a los clientes -invitados-; mejorando sus experiencias vivenciales en el entorno, ofreciéndoles, no solo el sol, la luminosidad del territorio, las playas sino la seguridad necesaria tanto a nivel cotidiano, gastronómico, sanitario, transporte y un largo etcétera que suman a la marca Maspalomas Costa Canaria los elementos esenciales de la credibilidad del destino.
Desconozco si por eso del transcurrir del tiempo, muchas y muchas, recordaran el empuje de aquellos centros comerciales de la zona como San Agustín, El Nilo, El Chaparral, Cita, Kashba, Plaza Maspalomas, El Metro, .... Sabemos, que siendo esta la situación, de un pasado no muy lejano; nos adentramos en uno de los grandes retos - no será el único- que sigue teniendo el destino como pieza fundamental de su engranaje para mantener su esencialidad haciendo frente a la constante de la mejora de las infraestructura, la especialización de la población activa y todo lo referente a los posicionamientos globales como el reciclaje, la sostenibilidad y el desarrollo de la economía de Km0 entorno a la isla como conjunto.
Este reto está en no caer en el deterioro de los espacios por donde transitan los invitados y anfitriones pues son estos puntos de encuentro donde se realiza la actividad esencial de la vida que aporta el destino experiencias llenas de emotividad y sinceridad definiéndolo en un presente constante frente a otros.
Ayer la Viuda de Franco era un referente como mesón del lugar que hizo popular y punto de encuentro a anfitriones e invitados, en otro momento fue Casa Antonio y, quien no recuerda aquella pieza fundamental de popularidad que fue la Papa Dulce. Hoy esos espacios han dado lugar a otros; esto lleva consigo la transformación del lugar ahora y mientras la actividad así lo requiera. -No nos podemos "domar" en escaparates vacíos- Hay en juego mucho más que salir en la foto inmóvil.
Aquí es donde empieza la responsabilidades de las administraciones públicas -siendo conscientes de lo que nos jugamos- no dejando en el abandono lugares como el centro comercial Metro o dejando paralizadas mejoras de infraestructuras que dan sentido y coherencia al lugar. Mantener la marca Maspalomas Costa Canaria requiere de una implicación empresarial, social, vecinal donde la administración local sea pieza de coordinación y de movimientos favorables al avance. No podemos seguir a la espera de inspiraciones divinas. Se hace necesario establecer un plan estratégico que nos encamine en los próximo 5 años con una hoja de ruta concreta que se traslade a la sociedad pues "no solo de fiestas vive Maspalomas Costa Canaria".