Claramente la situación de la COVID-19 en este periodo estival para el municipio de San Bartolomé de Tirajana no pinta nada bien. Nuevamente, con la llegada del verano se ha vuelto a disparar los datos de contagios registrados - los no registrados ni tan siquiera se pueden estimar-.
Esta situación, coloca a este municipio en un frágil escenario pues en este momento, por el periodo estival, nos convertidos en punto de encuentro de muchas personas que por suerte pueden desplazarse a la zona turística y disfrutar de los espacios para ellos. La importancia que cobra el ocio y el tiempo libre es el aliciente fundamental para buscar momentos de reuniones y celebraciones. Esta es una situación que viene unido a la condición humana. Sin duda en base a ello se orquesta una serie negocios fundamentales para esa labor.
Estos negocios vienen tomando varias medidas desde le inicio de la pandemia para evitar el aumento de contagios. Sin duda, tratan de agradar a clientela pero a su vez procuran al equilibrio de mantener la seguridad frente a los posibles contagios o convertirse en focos de los mismos pues se juegan la vida en lo personal y en lo económico.
Estos negocios vienen tomando varias medidas desde le inicio de la pandemia para evitar el aumento de contagios. Sin duda, tratan de agradar a clientela pero a su vez procuran al equilibrio de mantener la seguridad frente a los posibles contagios o convertirse en focos de los mismos pues se juegan la vida en lo personal y en lo económico.
Lo cierto es que culpabilizar a personas o colectivos no conduce a ninguna solución concreta. La evidencia es que en algún momento de la cadena de responsabilidades (individual e identitaria) alguno/a caminó o camina sin ser consciente de sus pasos. Me refiero con esto que, siendo consciente de los elementos de prevención necesarios, para evitar los contagios o para no ser foco de propagación; los relativizaron por las cercanías a familiares, amistades o "raleras" de conveniencia olvidando los efectos y sus consecuencias al no ser visibles en lo inmediato. Ya no es excusa después de un año y medio afectados por restricciones .
Ahora toca en la individualidad de cada uno asumir nuestra responsabilidad para evitar los espacios de aglomeraciones y usar la mascarilla con la misma firmeza de antes. En la concreción de la administración pública incidir en su presencia en esos espacios donde la aglomeraciones son parte del día a día. En ese sentido, la movilización de los cuerpos de seguridad, de protección civil y la generación de campañas de sensibilización constante debe ser pieza fundamental del camino que nos sume a todos y todas.
Se cancelan actividades culturales, se aplazan festividades locales o regionales. Se incide en la colaboración necesaria para no saturar los espacios. Corresponde a la administración, en este caso, municipal asumir un papel más activo en la movilización y acciones necesarias de cara a la población local como hacia aquellos que visitan este municipio.
Debemos asumir que los distintos niveles de restricciones solo nos indica que podemos ir de lo peor a lo mejor y viceversa de manera colectiva y personal. ¿Dónde quieres verte en el próximo año?