La ausencia nunca es esperada, ocurre. Los acontecimientos nos dan el
sobresalto. Las sillas se quedan vacías. Los espacios parecen diferentes siendo
el mismo lugar. A las mismas horas "la presencia" de los seres
queridos y apreciados cae en recuerdos y nostalgias de situaciones
vividas. Nos afecta, nos toca el alma.
Algo así pienso que nos ocurre cuando llegamos a un
lugar determinado donde las personas dan vida y enriquecen la esencia humana de
la cercanía, la charla, la familiaridad y el saludo de bienvenida.
Eso mismo me ocurría al llegar a Tunte, cuando a
la entrada, junto al establecimiento Las Almendras Blancas, se divisaba
el semblante de los vecinos como, Paco Morales Pérez, sentado en las
sillas rojas que asoman sobre la pequeña acera que nos invita a acercarnos.
Allí, al llegar, mi primera señal era saludarlo. Siempre fue así. No solo por
el hecho del saludo, sino por la entrañabilidad que me mostraba como persona y
como mi padrino de bautizo y tío político. Mi mirada se llenaba de alegría al
verle y saber que estaba bien.
Paco Morales Pérez solía sentarse a la charla con los
vecinos también en el emblemático punto de encuentro Las Cuatro Esquinas.
Esto era parte de su rutina del día como punto para ordenar los pasos que
invitan a entablar entrañable conversación con unos y otros, siempre con
el semblante afable, correcto y sereno. Nadie puede negar que desprendía la
tranquilidad del que sabe lo que va a ocurrir o del que se está anticipando a
lo que pudiera ocurrir. No lo ibas a coger desprevenido. Quizás por su antiguo
oficio, quizás por cómo vio crecer su pueblo y sus gentes.
Esa presencia, "que ausente", estará en mi rutina del tiempo. Por eso, hoy tuve que ponerle palabras a la partida inesperada y al sentimiento de vacío que deja en el pueblo. Quizás, esto no solo me pasa a mí, sino a muchas de las personas que tuvimos la suerte de conocerlo. Ahora toca otra etapa, donde su legado queda depositado principalmente en su familia (mi tía Tatita, mis primos Lucía, Juana, Paco, Luís y Yaiza y con sus nietos como legado de futuro) y también en aquellos que por el azar de la vida nos vinculó para la eternidad.